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El perro de Punset

 

Al darle de comer a mi perra Pastora, siempre ocurría algo que nunca acababa de entender. En cuanto me dirigía a la terraza a la hora de la comida  para recoger su plato, Pastora iniciaba una danza alucinante fruto de la alegría y la felicidad que la embargaban súbitamente. No sólo movía la cola sin parar, sino que saltaba, literalmente, a mi alrededor, interponiéndose en el camino a la cocina donde guardaba los cereales. No servía de nada decirle, cariñosamente: «¡Cálmate, Pastorita, que no me dejas andar!». Cuando conseguía llegar a la cocina para sacar de la bolsa dos puñados de cereales con algo de jamón de York se tranquilizaba momentáneamente, contem­plando la operación sentada junto a la puerta. Si para hacerla rabiar un poco tardaba más de la cuenta, soltaba un solo ladrido de advertencia.

En cuanto iniciaba, con el plato lleno en la mano, el camino de regreso a la terraza donde comía, recomenzaba el festival de saltos y vueltas a mi alrededor. Pero en cuanto yo depositaba el plato en el suelo se transfor­maba en otro animal: dejaba de saltar, casi pausadamente ponía el hocico en el plato para constatar que no me había olvidado el trozo de jamón entre tanto pienso; dejaba de mover la cola y, sorprendentemente, al mar­gen de si terminaba o no su comida, había perdido la emoción que la invadía unos instantes antes. ¿Cómo era posible que le emocionara más la inminencia de la comida que la propia comida? El poco -o nulo­ – tiempo que dedicaba a degustar lo que tanto había ansiado acrecentaba mi inquietud. «Será por la pobreza de sus células gustativas, en comparación con las olfativas», me decía para explicarme el misterio.

Años después aprendí que en el hipotálamo de su cerebro y en el de los humanos esta lo que los científicos llaman el circuito de la búsqueda. Este circuito, que alerta los resortes de placer y de felicidad, sólo se enciende durante la búsqueda del alimento y no -al contrario de lo que cabría esperar- durante el propio acto de comer. En la búsqueda, en la expectativa, radica la mayor parte de la felicidad. Las imperfecciones del sistema de pronostico afectivo a las que se refiere el profesor Daniel Gil­bert, de la Universidad de Harvard, y los desfases entre la utopía y la reali­dad a los que se refiere el neurólogo Semir Zeki ya se encargan, posterior­mente, de apagar el éxtasis del circuito de la búsqueda.

Se ha estimado, gracias a estudios recientes del ADN de los perros, que estos animales han convivido con los humanos desde hace unos cien mil anos. Se trata de un periodo suficientemente prolongado, incluso desde la perspectiva del tiempo geológico, para que el homínido -provisto de un hipotálamo casi idéntico que el de su mejor amigo- hubiera podido extraer conclusiones útiles para su propia vida emocional, en lugar de seguir preguntándose, como ocurre ahora mismo, porque la expectativa de un encuentro sexual o de un nuevo trabajo muy deseado supera con creces la felicidad del propio acontecimiento. En todo caso, no parece arriesgado sugerir que las personas condicionadas por el refrán popular de «aquí te pillo yaqui te mato» pierden gran parte de la felicidad, que mora en el circuito de la búsqueda. En suma, la felicidad esta escondida en la sala de espera de la felicidad.

 

 

El viaje a la felicidad

Eduardo Punset

 

Nota del blog: en este desfase entre la emoción de la búsqueda y el pronto aburrimiento del encuentro está implicado un neurotransmisor llamado: dopamina. No se olviden de él…

la visita al colegio

cuando partimos me emosione por que no sabia como eran asi que me puse nerviosa cuando llege tenia miedo por que pensaba que eran traviezos pero no fue asi ellos eran mas tranquilos que nosotro  asi que me hice amigos y terminamos la visita con un juego me gusto el paseo

imagenes sobre mariategui

                                 

 

 

 

                                        

 

 

 

                                

biografia de jose carlos mariategui

biografia de jose carlos mariategui

Mariátegui La Chira nació en Moquegua, el 14 de junio de 1894 en una familia muy humilde. Sus padres fueron María Amalia La Chira Ballejos y Francisco Javier Mariátegui Requejo, tuvo dos hermanos: Guillermina y Julio César. En 1899, la familia se traslada a Huacho y en 1902, tras un accidente en la escuela, es internado en la clínica Maison de Santé de Lima. Su convalecencia es larga y queda con un problema en las piernas que lo acompañaría el resto de su vida. En 1909, ingresó al diario La Prensa, primero como alcanzarrejones y luego como ayudante de linotipista. A pesar de no haber culminado sus estudios escolares, llegó a formarse en periodismo y a partir de 1914 trabajó como articulista en La Prensa, así como en las revistas Mundo Limeño y Colonida, y los diarios El Tiempo y Nuestra Época. En 1919 creó el diario La Razón, desde donde apoyó la reforma universitaria y las luchas obreras. Fue un severo crítico del presidente Augusto B. Leguía y fundó la Federación Obrera Regional Peruana.

 

sexto grado

sexto grado

este año estoy anciosa por que bamos hacer promocion y pasar a secundaria estabos planeando como ba ser muestra promocion pero todavia no sabemos de que color ba ser muestro vestido pero tengo el presentimiento que ba ser la mejor fiesta que emos tenido y nunca lo olvidare

quinto grado

quinto grado

ese año ya era diferente por que conoci a otros profesores y nuestro tutor era el profesor David y nuestra auxiliar era la profesora Katy ellos eran muy buenos y como ya estabamos grandes ese año ya podiamos participar en los compeonatos y les ganamos alas aulas tambien nos fuimos de paseo al parque de las ganbusinas y me diverti mucho en la piscina aunque no se nadr pero aprendi.

cuarto grado

cuarto grado

cuando pase a cuarto grado tuvimos una tutora muy graciosa ella siempre buscaba formas para participar utilizaba juegos hacia dimamica ese año tambien nos fuimos de paseo pero esta vez fue nuestra primera visita ala comunidad cuando terminamos pasamos a un parque de diverciones para relagarnos un poco.

 

 

tercer grado

ya habia pasado a tercer grado ya estaba grande y podiamos hacer algunas cosas solos ese año nos fuimos a la granja de villa y me gusto mucho  llegamas al colegio y empesamos a describir todo lo que vivos y lo que mas nos gusto a cada uno pasando dos semanas nos llego una invitacion para ir ala fabrica de maniquies cuando llegamos no me gusto el ambiente por que estaba contaminado con el humo pero tenia mucho miedo de las caras de los maniquies

                   

segundo grado

segundo grado

cuando pase a segundo gado nuestra profesora seguia con nosotros pero habian llegado  niños nuevos como era el primer dia de clases pasamos jugando en cada clases tambien conosimos a todos los profesores ese años nos fuimos al parque de las leyendas y fue muy divertido por que me subi a un caballo.

primer grado

estaba anciosa por que iba a comensar las clases todos mis compañeros estaban de inicial cuando entre al colegio empeze a jugar algunos cambiaron y otros seguian igual todos me conocian y tenia mucho miedo cuando entre conoci a muchos amigos nuevos me caian bien ttodos eran buenos la mis era muy buena